(Actividad de Análisis
y Reflexión 10; Bloque II: Tema 3)
La participación escolar
debe entenderse más allá de una colaboración estipulada formalmente, debe
utilizarse como medio para fomentar el desarrollo personal y académico de los
alumnos y hacerles partícipes de la sociedad. En dicha colaboración deben
participar todos los integrantes de la comunidad educativa, es decir, alumnos,
profesores, padres y madres, y personal
de administración y servicios.
Luis Gómez Llorente
establece que la escuela y la familia son los primeros ámbitos de socialización
del individuo. Por esta razón debe existir una relación estrecha entre ambas. Sin
embargo, la realidad muestra que son muy pocos los profesores que tienen conocimientos
teóricos sobre el valor pedagógico de la participación.
Me gustaría presentar
por tanto algunas propuestas para fomentar la participación escolar entre todos
los integrantes de dicha comunidad educativa.
Para motivar la
participación escolar, los alumnos no deben limitarse a escuchar explicaciones
teóricas, sino que deben participar relatando cuáles son sus intereses y realizando actividades prácticas relacionados
con los mismos ya sean relacionadas con la música (acudir a un concierto), con
las lenguas (un teatro de alguna obra representativa en español o en lengua
extranjera, o alguna conferencia de algún escritor) o con las ciencias (visitas
a museos o excursiones al campo).
Así mismo los
profesores, especialistas en distintas materias, deben tratar de transmitir
toda su sabiduría de forma dinámica, involucrando a los alumnos y haciendo que
desaparezca la monotonía de las aulas. Por ejemplo, los profesores de historia
pueden proponer ver películas que reflejen un periodo de la historia o elaborar
un vídeo en el que los alumnos recreen un momento histórico.
Las familias deben
acudir al centro de forma voluntaria para interesarse por la evolución de sus
hijos y no limitarse a las reuniones y tutorías trimestrales por mera
formalidad.
Sería ideal organizar
distintas jornadas con temáticas diferentes en las que alumnos, padres y
madres, y profesores convivan compartiendo conocimientos, experiencias e
intereses. En torno a dichas temáticas, se organizarían gymkhanas o juegos en los que todos participen.
De igual forma, el
personal de administración y servicios puede involucrarse en todas estas
actividades facilitando distintas instalaciones, proponiendo conferencias…
En definitiva, en la
adolescencia, una etapa tan complicada para los jóvenes, la participación de
toda la comunidad educativa supondrá la mejora de la educación que estos
reciben. Aunque dichas propuestas no deben restringirse a secundaria, la
participación debe fomentarse en todos los niveles educativos.
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